Raúl Zibechi, Desinformémonos
“Aquí la gente no tiene miedo”, sonríe el taxista mientras se abre paso, demasiado con lentitud exasperante, por las imposibles calles de El Alto, rumbo al centro de La Paz. “No tienen miedo”, repite encogiendo los hombros. Casi un mantra con el que parece explicarlo todo, desde el caos del tránsito hasta la increíble fuerza interior de las mujeres –omnipresentes en la ciudad aymara- trabajando como hormigas, cargando bultos, haciéndose cargo de la vida. Continue reading…